En España la muerte súbita constituye un gran problema de salud pública. Aproximadamente, el 10% de las defunciones que se producen de forma natural son súbitas y un 88% de origen cardiaco.
El estrés, la obesidad, el tabaco y este tipo de hábitos se han relacionado con la muerte súbita. Puede llegar a afectar a deportistas de alto rendimiento, bebés y personas con problemas cardiovasculares.
En este artículo vas a conocer todo sobre la muerte súbita, qué tipos existen, cómo actuar y mucho más. ¡No te lo pierdas!
¿Qué es la muerte súbita?
La muerte súbita es la aparición de una parada cardiaca en una persona aparentemente sana y en buen estado. Ocurre de forma repentina e inesperada. Es una forma de muerte natural que aparece debido a causas cardiacas como una enfermedad de las arterias coronarias. Viene antecedido por una pérdida de conocimiento antes de tener los síntomas.
Como ya explicaremos más adelante en el artículo, la muerte súbita cardiaca puede recuperarse mediante las medidas de reanimación cardiopulmonar. Cuando esto ocurre, se trata de una muerte súbita reanimada.
¿Qué tipos de muerte súbita cardiaca existen?
Existen tres situaciones donde puede aparecer el síndrome de muerte súbita.
- Enfermedad coronaria. La gran mayoría de casos se producen por una enfermedad coronaria. Con frecuencia, por un infarto miocardio.
- Deportistas. Este grupo está formado con jóvenes que sufren una parada cardiaca mientras practican una actividad deportiva. Este grupo es mucho más pequeño.
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Es el grupo que sufre una muerte súbita siendo lactantes de menos de un año de edad.
Causas de muerte súbita
La muerte súbita es causada por una arritmia cardiaca maligna llamada fibrilación ventricular. Se produce por una actividad eléctrica que no permite generar un latido cardíaco efectivo. Esto provoca que el corazón deje de bombear sangre, la presión arterial caiga a cero y no haya riego sanguíneo en el cuerpo y en el cerebro.
Si se detiene la circulación, los nutrientes y el oxígeno no llegan a los órganos. El órgano más afectado con diferencia es el cerebro. Aunque sean unos pocos minutos la parada cardiaca puede provocar lesiones cerebrales muy graves. Estas suelen ser las principales secuelas en los pacientes reanimados.
La fibrilación ventricular suele ser muy extraña en pacientes con un corazón sano. En personas mayores de 35 años, el infarto agudo de miocardio suele ser la causa más frecuente de una muerte súbita. En los más jóvenes suele estar relacionado con enfermedades cardiacas que afectan tanto al músculo del corazón como a la actividad eléctrica del mismo. Un ejemplo muy común suelen ser la miocardiopatía hipertrófica y la canalopatía.
¿Se puede prevenir la muerte súbita?
La muerte súbita se produce en pacientes aparentemente sanos por lo que es muy difícil su prevención. Como hemos dicho antes, existen factores de riesgo cardiovasculares como la diabetes, la obesidad, el tabaquismo…
Entre estos otros factores encontramos:
Sexo. La muerte súbita en varones es más frecuente que en mujeres.
Edad. El primer grupo son los lactantes (entre el nacimiento y los 6 meses de edad) y el segundo grupo las personas entre 45 y 75 años.
¿Qué se debe hacer ante una parada cardiaca?
En un momento de una parada cardiaca, cualquier ayuda va a marcar la diferencia entre el fallecimiento y la recuperación. Ninguna de las atenciones que se intenten deben ser perjudiciales.
El primer paso es solicitar atención médica, llamando al teléfono 112. Una vez des el aviso, tienes que dejar muy claro que la persona con la que tratamos está sufriendo un paro cardiaco. El personal de emergencias enviará lo más rápido posible a un equipo sanitario con el dispositivo técnico adecuado.
Mientras esperamos al equipo sanitario, se debe comprobar el estado del paciente. Debes mover suavemente el hombro de la víctima y valorar si existe algún tipo de respuesta. Asegúrate de si respira o no.
En caso de que la víctima no respire, se debe hacer técnicas de reanimación cardiopulmonar. Esta es una medida conocida pero en ocasiones no es tan efectiva. Lo importante es realizar un masaje cardiaco adecuado. Para ello:
- Pon ambas manos en el centro del esternón del paciente
- Realiza compresiones hacia abajo con los brazos extendidos en ángulo recto
- Hay que comprimir el esternón hacia abajo unos 4-5 cm con una frecuencia de 100 veces por minuto.
- Las compresiones tienen que ser regulares y rítmicas (sin interrupciones)
- Realiza el masaje cardiaco hasta que la víctima recupere el conocimiento o llegue la asistencia sanitaria.