Noticias

Gestos salvadores

Los pequeños gestos en prevención salvan vidas

Hace dos días Telemadrid se hacía eco de una noticia que nos hemos visto obligados a comentar.

Al parecer, un hombre de 74 años se desplomó súbitamente delante de la consejería de una comunidad de vecinos mientras iba a recoger una lavadora con un compañero. Alertados por los gritos de auxilio, el conserje y una vecina se acercaron a prestar ayuda al hombre que estaba en parada cardiorespiratoria.

La mujer consiguió detener a una patrulla de Policía Local que pasaba casualmente por la calle y también a una enfermera. Gracias a esto, se pudo iniciar la reanimación cardiopulmonar del hombre.

Casualmente, en el edificio donde se encontraban había instalado un DESA (Desfibrilador Externo Semiautomático), algo poco común y que permitió que a la vez que se trataba de reanimar al paciente, también se utilizase este dispositivo. De este modo, cuando llegó la ambulancia del SAMUR, el DESA ya había realizado una descarga.

Actualmente, el hombre se recupera satisfactoriamente en el hospital Ramón y Cajal, en Madrid.

Con esta noticia, podemos apreciar que, cuando se realizan todos los pasos de la cadena de la supervivencia de manera correcta y ordenada, nos encontramos con que los casos de recuperación de muerte súbita aumentan exponencialmente. Si a esto le añadimos que la comunidad de vecinos disponía de un DESA (y de gente formada para utilizarlo), añadimos un plus de seguridad donde, gracias al buen hacer de la gente, no hay que lamentar un mal mayor.

Es curioso ver como la instalación de un desfibrilador y su mantenimiento es más económico que el propio sistema anti-incendios del que, por obligación, debe disponer un edificio. Sabiendo, además, que es más probable que vivamos una parada cardiorespiratoria en nuestro bloque de viviendas que un incendio.

El DESA fue instalado por los vecinos el verano pasado, a pesar de que no es obligatorio disponer de uno en un edificio privado, y era la primera vez que se utilizaba. Actualmente, se encuentran a la espera del servicio técnico para poder utilizar de nuevo en caso de emergencia.

Gracias a esta historia podemos ver que, con pequeños gestos salvadores y con gente formada y preparada podemos crear comunidades cardioprotegidas y salvar así muchas vidas.